Espero que no sean supersticiosos, y a los que lo sean les recomiendo en éste mismo instante que dejen de leer.
Resulta que como se aproxima la importada fiesta de Halloween a nuestro calendario, y que como a mi eso de la importación de fiestas extranjeras no me sienta muy bien y que la corriente histórica que me motiva no es la anglosajona si no la latina, el gregoriano con su santoral en toda regla, me indica que nos aproximamos a las fechas de el día de los difuntos y el de todos los santos.
Paseando por el centro, y al ver las floristerías en plena ebullición de encargos para la citada fecha, me ha dado por pensar algo que desde la más remota antigüedad ha sido motivo de preocupación por parte de todos los humanos:
¿Cómo será el día de mi muerte?
Espero, como todos los que aún continúan leyendo, que me abrace dormido, sin darme cuenta. Es algo obvio ¿No creen? Nadie está exento de dicho pensamiento, a nadie le motiva, creo yo, que esa pérdida de 21 gramos de peso y el cumplimiento de los distintos requisitos a los que hace referencia la doctrina jurídica en relación al artículo 32 del Código Civil que da lugar al cambio de estado sea de forma dolorosa.
No voy a entrar en el peliagudo tema de que se oculta detrás de ese momento, que si un túnel, que si el paraíso, que si el juicio final etc… (Para gustos los colores). No, sobre eso me da aún más miedo pensar que sobre la muerte en sí, ya os lo contaré si puedo y en su momento, si es que vuelvo y me acuerdo, que ese es otro tema.
Lo que me preocupa es como discurrirá el día. Supongo que mis allegados se irán dando la noticia unos a otros, afectando a unos más que a otros y sin saber que decirse entre ellos, es por ello que os pido que evitéis, llegado el momento de usar frases banales para rellenar la conversación a la que da lugar con la comunicación de la noticia, frases como “se veía venir”, “le llegó su hora”, “se lo llevó con Él” y el sin fin de formalismos lingüístico-parlantes que todos tenemos preparados para dichos eventos (por cierto, alguien debería sacar una lista a fin de tener una variedad para ser usados).
Tampoco quiero plantos ni plañideras, es ley universal, de pronto estás y al rato ya no estás, es sólo eso, así que nada de lágrimas, ni tan siquiera de impotencia, a todo cerdo le llega su San Martín, y yo no iba a ser menos (y no es que me considere un cerdo, pero es que no he encontrado otro símil mejor, que le voy a hacer, algunos lo expresarán así y yo ya en ese momento poca defensa podré plantar).
Tampoco quiero flores ni coronas con frases, pienso que las flores son para las mujeres guapas y los pasos de Semana Santa y eso de que “Tus ………… No Te Olvidan” ya lo se que será así, absteneros por favor, si no voy a poder leerlo, y además, pretendo ser incinerado, no hagáis que me quemen con ataúd, flores y demás, que sea una cosa rápida (por cierto, que alguien iguale a los que se dispongan a portar el féretro y organice los relevos. Que me lleven sobre los pies, nada de cambios, que bastantes empujones y embestidas del destino sufrí ya en vida).
Lo que más me preocupa, y no se muy bien la razón, es mi epitafio, quizás por la creencia romántica que encierra el concepto. Cada cual me recordará conforme a las vivencias que compartimos, pero el epitafio quedará grabado en piedra. Para todos. Para siempre.
Por ello quizás sea lo que más me preocupe. Debería ser algo que ensalzara mis buenas virtudes y camuflara mis muchos defectos, empresa nada fácil, es por lo que considero que debería ser algo corto y bonito, al estilo del que le hizo Mika Waltari con Sinuhé, con solemnidad y un toque de humor. Es por lo que apelo a vosotros para que me ayudéis a realizarlo en los comentarios, a fin de tenerlo todo preparado para cuando llegue el momento.
Mientras tanto, y para no asustaros usaré el que hasta hoy creo que será el mejor:
“Que El Infierno Me Espere Largos Años, Y La Muerte Me Perdone Por Mi Ausencia”
“Hoy Fuimos Jóvenes, Mañana Habremos Sido”
“Mis Crímenes No Me Quitan El Sueño”
“Que Me Tengan Los Banqueros En Sus Cuentas, Y Me Odien Los Maridos Traicionados”.
“Que Se Apague La Luz De Las Estrellas”
Resulta que como se aproxima la importada fiesta de Halloween a nuestro calendario, y que como a mi eso de la importación de fiestas extranjeras no me sienta muy bien y que la corriente histórica que me motiva no es la anglosajona si no la latina, el gregoriano con su santoral en toda regla, me indica que nos aproximamos a las fechas de el día de los difuntos y el de todos los santos.
Paseando por el centro, y al ver las floristerías en plena ebullición de encargos para la citada fecha, me ha dado por pensar algo que desde la más remota antigüedad ha sido motivo de preocupación por parte de todos los humanos:
¿Cómo será el día de mi muerte?
Espero, como todos los que aún continúan leyendo, que me abrace dormido, sin darme cuenta. Es algo obvio ¿No creen? Nadie está exento de dicho pensamiento, a nadie le motiva, creo yo, que esa pérdida de 21 gramos de peso y el cumplimiento de los distintos requisitos a los que hace referencia la doctrina jurídica en relación al artículo 32 del Código Civil que da lugar al cambio de estado sea de forma dolorosa.
No voy a entrar en el peliagudo tema de que se oculta detrás de ese momento, que si un túnel, que si el paraíso, que si el juicio final etc… (Para gustos los colores). No, sobre eso me da aún más miedo pensar que sobre la muerte en sí, ya os lo contaré si puedo y en su momento, si es que vuelvo y me acuerdo, que ese es otro tema.
Lo que me preocupa es como discurrirá el día. Supongo que mis allegados se irán dando la noticia unos a otros, afectando a unos más que a otros y sin saber que decirse entre ellos, es por ello que os pido que evitéis, llegado el momento de usar frases banales para rellenar la conversación a la que da lugar con la comunicación de la noticia, frases como “se veía venir”, “le llegó su hora”, “se lo llevó con Él” y el sin fin de formalismos lingüístico-parlantes que todos tenemos preparados para dichos eventos (por cierto, alguien debería sacar una lista a fin de tener una variedad para ser usados).
Tampoco quiero plantos ni plañideras, es ley universal, de pronto estás y al rato ya no estás, es sólo eso, así que nada de lágrimas, ni tan siquiera de impotencia, a todo cerdo le llega su San Martín, y yo no iba a ser menos (y no es que me considere un cerdo, pero es que no he encontrado otro símil mejor, que le voy a hacer, algunos lo expresarán así y yo ya en ese momento poca defensa podré plantar).
Tampoco quiero flores ni coronas con frases, pienso que las flores son para las mujeres guapas y los pasos de Semana Santa y eso de que “Tus ………… No Te Olvidan” ya lo se que será así, absteneros por favor, si no voy a poder leerlo, y además, pretendo ser incinerado, no hagáis que me quemen con ataúd, flores y demás, que sea una cosa rápida (por cierto, que alguien iguale a los que se dispongan a portar el féretro y organice los relevos. Que me lleven sobre los pies, nada de cambios, que bastantes empujones y embestidas del destino sufrí ya en vida).
Lo que más me preocupa, y no se muy bien la razón, es mi epitafio, quizás por la creencia romántica que encierra el concepto. Cada cual me recordará conforme a las vivencias que compartimos, pero el epitafio quedará grabado en piedra. Para todos. Para siempre.
Por ello quizás sea lo que más me preocupe. Debería ser algo que ensalzara mis buenas virtudes y camuflara mis muchos defectos, empresa nada fácil, es por lo que considero que debería ser algo corto y bonito, al estilo del que le hizo Mika Waltari con Sinuhé, con solemnidad y un toque de humor. Es por lo que apelo a vosotros para que me ayudéis a realizarlo en los comentarios, a fin de tenerlo todo preparado para cuando llegue el momento.
Mientras tanto, y para no asustaros usaré el que hasta hoy creo que será el mejor:
“Que El Infierno Me Espere Largos Años, Y La Muerte Me Perdone Por Mi Ausencia”
“Hoy Fuimos Jóvenes, Mañana Habremos Sido”
“Mis Crímenes No Me Quitan El Sueño”
“Que Me Tengan Los Banqueros En Sus Cuentas, Y Me Odien Los Maridos Traicionados”.
“Que Se Apague La Luz De Las Estrellas”

Pd: De mi escasa herencia y sus legados hablaré otro día, que es que hoy no he encontrado ningún notario, aunque lo podría hacer cerrado y ológrafo, pero es que hoy no tengo ganas.