viernes, 15 de agosto de 2008

Amores Imposibles.

Vagueando por las ondas radiofónicas escuché no hace mucho una historia que por simple me cautivó. No se si seré capaz de reproducirla fielmente debido a mi memoria de pez, lo que sí se y querría es haceros partícipes de éste bello relato, que como digo, vino a mi oído en una calurosa y no menos bella noche de agosto.

Cuenta la leyenda, que el Sol y la Luna cayeron prendados uno del otro la primera vez que se vieron, a partir de entonces iniciaron una relación nada convencional, llena de amor, pasión y ternura. El mundo, por aquel entonces, aún no existía, pero el día en que Dios decidió crearlo, doto a los dos amantes de su particular brillo, otorgándole al Sol la Luz del día y a la Luna la de la noche, condenándolos por tanto y para siempre a vivir separados.

La Luna, a pesar del brillo otorgado fue apagándose poco a poco, debido a la tristeza de sentirse apartada de su ser amado, en cambio el Sol fue fortaleciendo su título, llegando a ser llamado “El Astro Rey”, pero el título no lo hacía feliz, haciendo sentir sobre el mundo sus enfados y berrinches involuntarios y no sabiendo modular su calor debido a sus ataques nostálgicos, provocando así los desiertos y las zonas áridas que aún quedan en nuestro planeta.

El Creador disgustado por la situación los llamó a los dos al orden, y en audiencia privada les habló de la siguiente manera:

- Tú, Luna, iluminarás las noches frías y calientes del planeta, serás objeto del elogio de los poetas y proyectarás tú luz sobre los amantes, encandilando a los enamorados y consolando a los que sufren el desamor. En cuanto a ti Sol, iluminarás los días, darás calor al ser humano y lo harás así más feliz, serás por tanto el más importante de los astros. Marchad y cumplid con vuestro destino.

La Luna más triste se puso con ese cruel destino y lloró amargamente, el Sol al verla tan triste, decidió que no podría ser débil, ya que debía darle fuerzas y ayudarla a aceptar lo que Dios había decidido, pero preocupado por la tristeza de la Luna marchó a hablar con el que todo lo puede, rogándole de ésta manera:

- Señor, ayuda a la Luna, es más débil y frágil que yo, y no soporta la soledad de su destino.

El Señor, comprendiendo su involuntario error por haber separado irremediablemente a los amantes creo las estrellas del firmamento para hacerle compañía a la bella Luna, y la Luna recurre a ellas cuando está muy triste, pero a pesar de que ellas hacen todo lo posible por complacerla, hay veces en que no logran levantar el ánimo de la dulce Luna.

Hasta la fecha, ambos viven así, separados. El Sol fingiendo que es feliz en su posición de “Astro Rey”, pues no puede permitirse debilidades, y la Luna sin poder disimular su tristeza. El Sol vive ardiendo de pasión por ella, y la Luna vive en las tinieblas de su pena.

Algunas fuentes dicen que la orden de Dios era que la Luna debería de ser siempre llena y luminosa, pero no lo logró… porque es mujer y una mujer tiene sus fases, que por lo general son de 28 días. Cuando es feliz, consigue ser llena, pero cuando es infeliz es menguante, ni siquiera es posible apreciar su brillo. Luna y Sol siguen así su camino, él solitario pero fuerte y ella acompañada de la estrellas pero débil.

Es de esa debilidad de la que se intentan aprovechar los hombres, que intentan conquistarla (como si eso fuera posible). Algunos incluso han llegado a ir hasta ella, con halagos y presentes, pero siempre volvieron solos, nadie consiguió atraerla, quizás porque aún no ha olvidado al Sol, o quizás porque aún, aunque distantes, alguna que otra vez logran verse a escondidas.

Cuentan que Dios, decidió que ningún amor en éste mundo fuese realmente imposible, y fue en ese instante, mediante complejos cálculos matemáticos, cuando concedió a ambos una gracia, los armó de movimiento, permitiéndoles hasta la fecha lo que se conoce como el Eclipse. Sol y Luna viven esperando esos momentos que les fueron concedidos y que tanto cuestan que sucedan.

En ese acto de amor llamado Eclipse, el Sol cubre a la Luna o viceversa, echándose uno encima del otro, amándose y liberando tal brillo, que se aconseja no mirar en ese momento al cielo pues tus ojos pueden verse cegados al ser liberado tanto amor.

En fin, ya sabéis la bella historia de amor del solitario Sol y de la triste Luna, y sólo recordaros que tarde o temprano puede ser también la vuestra, pues los hilos del destino sólo son manejados por el creador, y como bien dijo el profeta, “Los caminos del Señor son…”

Pd: 16 de agosto de 2008. Eclipse de Luna en el signo de Acuario.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

En fin, la verdad es que ahora por mas que intento buscar palabras y ordenarlas lo mejor posible para dejarte un comentario no me sale. Algo me suena este relato y lo sabes... Luego te comento ahora mismo tengo la mente en blanco. Un besazo!!

nefer dijo...

LADY HALCÓN, dirigida por Richard Donner y protagonizada por Michelle Pfeiffer y Matthew Broderick.

1BESO.

Anónimo dijo...

Bien Nefer, has dado en el clavo. Desde que comencé a leer el relato, se me vino a la memoria la película.
Un abrazo.
Fd

Hellky dijo...

Amores imposibles, como las meigas, haberlos hailos, pero muchos no lo ven/vemos.
Un beso.

J.A.S. dijo...

Meigas? Dónde?

Hay de todo en este mundo, y cosas de las que jamás nos damos cuenta, quizás por indiferencia o por despiste.

Un gran beso a tod@s.

greta dijo...

Cuanta belleza y amor se esconde entre lineas.un beso gordo

Neverknowsbest dijo...

Pasión Vega tiene una canción muy bonita sobre la Luna y el Sol, se llama "Colgados del cielo" e invito a todos a que disfruten de bocado tan tierno de música.