sábado, 5 de julio de 2008

ONCE UPON A TIME...

O lo que viene a ser lo mismo, “Érase una vez que se era…” , así empezaban todos los cuentos que de pequeño me contaba mi padre, increíble que un electricista de los años setenta en España pudiera tener tanta imaginación, aunque pensándolo bien, no era más que una de las vías de escape de las que gozaba su generación.

Después llegaron los audio cuentos, cosa que aprendes después de los años que se llamaban así, para ti, y para toda tu familia siempre fueron “las cintas de los cuentos”. En ellas también todo empezaba igual, o casi, es decir, si no era “Érase una vez que se era…” , se aplicaba la fórmula reducida de “Érase una vez…”. La diferencia de esos “Cuentos”, comparados con los de mi padre radicaba en que todo era “muy lejano”, así pues, la fórmula inicial de los relatos rezaba “Érase una vez, en un pueblo/reino/aldea/bosque/etc… muy lejano…”. Con el devenir de los años y gracias a Shrek me enteré que “muy lejano” no implicaba lejanía solamente, sino que también era un topónimo, si lo pones en el G.P.S. aparece junto a Hispanisnopla. En fin, que me pierdo, en esas cintas de cuentos, permítanme que las llame así pues es como las he llamado toda la vida, aprendí que existía un sastrecillo valiente que le hizo un traje a un vanidoso Rey que no podían ver los necios, que hubo un tal Jorge que mató a un Dragón, que habían dos hermanos que entraron en un bosque y se metieron en una casa de chocolate, ratones voladores, gatos con botas de siete leguas (y yo con esa edad aún dudando de los escaloncitos del sistema métrico decimal), en definitiva, un mundo desconocido que siempre empezaba con el “Érase una vez…” y del que aprendí a imaginar y a soñar.

Más tarde, y con más uso de razón me empezaron a llevar al cine, donde las películas que más me gustaban seguían empezando igual, y produciendo el mismo sentimiento de evasión de la realidad y aprendizaje que las cintas de cuentos, así aprendí que existía un niño que siempre vestía de verde y que llevaba una pluma en la cabeza, que volaba por las calles de Londres y buscó a una tal Wendy para que le cosiera la sombra. ¡Asombroso…! También descubrí madrastras malas que daban manzanas envenenadas y que hablaban con espejos y hermanastras que siempre eran feas, y que el príncipe, por muy tonto que fuera siempre tenía suerte(bueno eso no ha cambiado, a mi me pone la Leti y el príncipe es … Sí, estoy con vosotros, yo creo que se hace el tonto). En fin, que éste nuevo mundo derrochaba colorido y sonido, y que por más que quisieras contarle la historia a alguien siempre tenias que empezar por el consabido “Érase una vez…”.

Con el tiempo y el toque macarrilla que se vivía en mi barrio todo esto empezó a borrarse de mi memoria, o al menos a pasar a un segundo plano, pues los que me conocen saben que mi mente absurda es incapaz de borrar datos inútiles, y pasamos a los cómics, y después a los libros de “Los Cinco”, que grandes aventuras se montaban en mi mente en la penumbra del salón en las largas tardes de verano, cuando mi abuela aún no me dejaba bajar a la calle alegando que hacía todavía mucho calor, y después, casi de inmediato, aparecieron los Dumas, los dos, padre e hijo incluido con sus “veinte años después”, y Julio Verne, con el que viajé a la luna, al centro de la tierra, a la que también rodeé en setenta y nueve días, y conocí al gran Nemo, bajo agua, creo que llegué viajando hasta el fin del mundo, pero no me echen mucha cuenta en eso, no lo recuerdo bien.

Ivanhoe, dónde por primera vez descubrí lo que significaba ser judío en la edad media, La Isla del Tesoro y Long John Silver, que me enseñaron a leer los mapas, no muy bien lo reconozco, pues al afirmar esto seguro que hay más de una que se parte el pecho de reírse, y atravesé el Misisipi con Tom y Huckleberry, y leí por quinta vez “Le Petit Prince” y le encontré de nuevo mil significados distintos, etc… fueron asaltando mi imaginación, perdónenme todos aquellos autores que olvido, hasta que apareció J.D. Salinger, y “El Guardián entre el centeno”. Desde aquí ya no hubo malos ni buenos definidos, todo era complicadísimo, tanto como la vida misma. Desde ese instante empecé a añorar aquel “Érase una vez…” que tan sólo vi en un relato corto que hablaba de los “Alfabetium Exempla”, pero eso es otra historia y además era igual de complicada que la vida, así que para comenzar mi blog quería rendir ese pequeño tributo a todo aquello que me hizo crecer como lector, que es el paso previo para crecer como escritor.

Buscando nombre para el blog me topé con un relato clásico por accidente en el E-mule, y cuando me dispuse a escucharlo me dí cuenta que a mi Windows Media le faltaba una actualización, y no dejaba actuar la versión castellana del mismo, pero he de reconocer que se me volvieron a poner los pelos de punta cuando el narrador de Pulgarcito dijo “Once Upon a Time …”

5 comentarios:

nefer dijo...

Dicen que fue Jose María García el inventor de la expresión "El halago debilita", y como a mí me parece que esa frase es propia de engreidos y egocéntricos presuntuosos incapaces de reconocer el trabajo bien hecho y babosos de falsa humildad, diré lo que pienso amigo:

MAGNÍFICO.

1BESO.

Anónimo dijo...

Prueba de que se pueden escribir anónimos

Ibrahçim.

Anónimo dijo...

He tenido que reiniciar el ordenador y todo, conste, pero bueno, aquí estoy.
Hay que ver el trabajo que te ha costado decidirte, pero en fin, por fin llegó este érase una vez... Enhorabuena.
Respecto a lo de leer los mapas... Sólo diré que Cuenca es preciosa, jejeje.
Bss

Anónimo dijo...

NOSTALGIA. Nostalgia he sentido al leerte y mira que soy jóven pero ese "Érase una vez...", conmueve.
Te das cuanta del paso del tiempo de que la vida va pasando y por segundos vas teniendo más recuerdos en tí.

FELICIDAD. Feliciadad porque me han venido por un segundo mil recuerdos y momentos. He respirado hondo y tenían olor. (sonrío)

Y SERENIDAD. Serenidad por saber que mis recuerdos viven y vivirán siempre en mí y cuando quiera sumergirme en ellos con tan solo cerrar los ojos volveré a estar en mi cuento de ese "Érase una vez...

Un besazo.

Kriegsmarine dijo...

Erase una vez que hubo un dia en el que conoci a una persona increiblemente buena gente, que tiene la rara habilidad de guardar datos inutiles en su mente, pero que tambien tiene la habilidad de hacer reir y contagiar con su alegria a los que les rodea, y con el que comparti dias inolvidables (ese Miercoles Santo ya no se me olvida en la vida), y que me dio la oportunidad de aprender muchas cosas ( entre el y el padre).
Me alegra que empezaras este blog, y de la forma que lo has hecho mas. Enhorabuena.
1 beso
PD: los notas estos de alpillera nada.......Me queda un mes y nada